Todos estamos de acuerdo en que los niños y niñas viven a través de la energía, el movimiento y la actividad continua. En situación de juego, son capaces de mostrar su verdadera realidad, expresarse, comunicarse, e incluso, sentir. Este es el punto de partida de la actividad que vamos a presentar hoy.
EMOCIONES MUSICALES:
Es una actividad sencilla, pero muy efectiva.
Pondremos diferentes trozos de canciones con ritmos, melodías, intensidades e intencionalidades diferentes. Estas se reproducirán seguidas y alternándose, de manera que los niños y niñas realicen lo primero que se les venga a la cabeza, interpreten o sientan.
Cuando vayan reproduciéndose las diferentes pistas, los niños y niñas tienen que realizar un movimiento al ritmo de la canción, representando los sentimientos que les produce. Es importante, por ello, variar los estilos musicales y analizar con detenimiento los posibles elementos que introduce la canción. Por ejemplo: una canción de Rock (con un solo de guitarra), la Tocata y fuga en re menor de Johann Sebastian Bach, un solo de violín con una melodía dulce, etc. Todas estas canciones tienen marcado en todo momento un estilo muy específico y diferente al resto.
Es importante considerar que, a cada alumno o alumna, una misma canción puede producirle un sentimiento diferente que a otro compañero. De aquí deriva la importancia de esta actividad: los niños y niñas descubrirán que la música les produce un sentimiento, una emoción, que les cambia el ánimo y les hace moverse de una manera determinada, variando el ritmo y la intensidad de sus movimientos de acuerdo a lo que están sintiendo; y que, además, estas emociones son personales, íntimas y válidas.
Tras la realización de la actividad, es importante que se realice una asamblea y que reproduzcamos una por una las diferentes pistas, para que los alumnos y alumnas, de formar verbal, nos expliquen qué han sentido con cada una de ellas y qué han hecho para representarlo. Debemos aprovechar esto para hacerles ver la gran variedad de emociones que existen, que pueden ser diferentes ante una misma situación para cada uno, y lo importante que es respetar lo que cada uno siente. De esta manera, estaremos fomentando el desarrollo de la expresión de sentimientos y promoviendo valores, como la empatía.
La música nos ofrece, esta oportunidad de trabajar y gestionar diferentes sentimientos, que recibimos a partir de las canciones. Es algo que resulta esencial para trabajar en el aula y qué mejor manera que a través del juego y el baile.
EMOCIONES MUSICALES:
Es una actividad sencilla, pero muy efectiva.
Pondremos diferentes trozos de canciones con ritmos, melodías, intensidades e intencionalidades diferentes. Estas se reproducirán seguidas y alternándose, de manera que los niños y niñas realicen lo primero que se les venga a la cabeza, interpreten o sientan.
Cuando vayan reproduciéndose las diferentes pistas, los niños y niñas tienen que realizar un movimiento al ritmo de la canción, representando los sentimientos que les produce. Es importante, por ello, variar los estilos musicales y analizar con detenimiento los posibles elementos que introduce la canción. Por ejemplo: una canción de Rock (con un solo de guitarra), la Tocata y fuga en re menor de Johann Sebastian Bach, un solo de violín con una melodía dulce, etc. Todas estas canciones tienen marcado en todo momento un estilo muy específico y diferente al resto.
Es importante considerar que, a cada alumno o alumna, una misma canción puede producirle un sentimiento diferente que a otro compañero. De aquí deriva la importancia de esta actividad: los niños y niñas descubrirán que la música les produce un sentimiento, una emoción, que les cambia el ánimo y les hace moverse de una manera determinada, variando el ritmo y la intensidad de sus movimientos de acuerdo a lo que están sintiendo; y que, además, estas emociones son personales, íntimas y válidas.
Tras la realización de la actividad, es importante que se realice una asamblea y que reproduzcamos una por una las diferentes pistas, para que los alumnos y alumnas, de formar verbal, nos expliquen qué han sentido con cada una de ellas y qué han hecho para representarlo. Debemos aprovechar esto para hacerles ver la gran variedad de emociones que existen, que pueden ser diferentes ante una misma situación para cada uno, y lo importante que es respetar lo que cada uno siente. De esta manera, estaremos fomentando el desarrollo de la expresión de sentimientos y promoviendo valores, como la empatía.
La música nos ofrece, esta oportunidad de trabajar y gestionar diferentes sentimientos, que recibimos a partir de las canciones. Es algo que resulta esencial para trabajar en el aula y qué mejor manera que a través del juego y el baile.
¡Bailemos, cantemos, sintamos!
Irene Ortega Madrid.
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